Ya estamos preparad@s, no nos falta ni un detalle, hasta la sombrilla.
Ahora a pasear por la Gran Muralla.
Durante el paseo hemos descubierto para que nos ha servido todo lo que hemos estado trabajando todos estos días en nuestras sesiones de psicomotricidad, el equilibrio. Algo muy necesario para dar un apetecible paseo por la muralla sin perder el sombrero por el camino.
Tras un larguísimo paseo no hay nada mejor que una relajante taza de te en el jardín de la pagoda.
Algún que otro chino, cambió la taza de te por un barridito a la gran muralla. Eso de que es una de las siete maravillas del mundo, hay que tenerlo en cuenta y mantenerla siempre reluciente para que no se estropee.
Desde lo alto de la Gran Muralla hay unas vistas maravillosas. Gracias a una amiga nuestra que llevaba una cámara os vamos a poder enseñar algunas de las cosas que hemos visto.
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