El cazo de Lorenzo y mi cazo

Después de haber leído la historia de Lorenzo, no hay mejor manera de entenderlo que poniéndonos en su lugar. Así es que hemos decidido pasar un día atad@s a un cazo para descubrir como puede complicar la vida.

Al principio todo parecía divertido, era como un juego para nosotr@s.

Pero, pronto empezaron los primeros problemas. La hora del baño fue un tanto complicada, los cazos se quedaban enganchados unos con otros al pasar por espacios más pequeños, para hacer pis, también había algún que otro problemilla....

Y cunado salimos al patio......pues nos esperaba otra gran dificultad, el asombro de tod@s los que no tenían el cazo como nosotr@s y no entendían por que lo llevábamos. Eso empezaba a ser molesto, esas risas, esas caras raras mirando, esos comentarios feos.... eran cosas que ya no eran divertidas. Empezamos a comprender que la vida con el cazo no iba a ser un camino de rosas.

Aun así, tratamos de jugar como todos los días, aunque con algunas dificultades, el cazo se enganchaba en la cuerda del trompo, era un poco incómodo para correr, hacía mucho ruido...

En clase también tuvimos algunos problemas de enganches con las patas de la sillas, pero ya nos sentíamos mejor, porque en la clase nadie nos miraba mal, todos teníamos cazo.

Bueno, y llegó la hora de marcharnos a casa, por supuesto todos con nuestros cazos, ahora venía lo peor, porque si que nos íbamos a sentir como Lorenzo,diferentes,solos, incómodos, tristes.... Ya no íbamos a estar todos juntos con el cazo.

En principio la seño, pensó que el cazo iba a desaparecer de nuestra vida nada mas cruzar la puerta del cole, pero estaba muy, pero que muy equivocada. Ahora veréis.

Lucía, Marta, Natalia y Érika se enfrentaron a su clase de baile con el cazo. La primera incomodidad confiesan que fueron las preguntas y las miradas, pero también fue algo complicado bailar porque el cazo se enredaba y hacia ruido. Nos cuentan una anécdota; justo al salir del baile, un señor les preguntó que si e l cazo era para bailar mejor, jejeje.... igual lo ponemos de moda.

Víctor, Adrián, Alex y Óscar, trataron de hacer las actividades que suelen hacer por las tardes, ir al futbol, al parque.... y nos cuentan que aunque les molestaba el cazo también fue divertido e incluso le encontraron alguna utilidad. Pero seguían coincidiendo en que de las cosas más molestas eran las preguntas y las miradas.

Óscar se atrevió a ir a la consulta del médico con el cazo y no supo explicarle por que lo llevaba, pero quizás fuera porque no se podía librar de él como Lorenzo. 

Paula y Valeria fueron a sus clases de inglés y nos cuentan que todo el mundo las miraba, y que el cazo hacia mucho ruido y se les enganchaba en la silla. Que todo era más fácil cuando estaban las dos juntas, pero separadas se sentían peor.

Para Ana y Alma fue muy difícil mantenerse atada al cazo todo el día, se sentían mal, les daba vergüenza  y algunas actividades no las podían hacer, como el atletismo.

Daniel optó por seguir con el cazo pero cambiarlo de posición para no tener problemas con su vecino

Y Raúl, aunque se lo quitó para jugar al fútbol e ir al parque, luego en casa, que ya solo lo veía su familia estaba dispuesto hasta a dormir con él.

Esta mañana, al llegar a clase, estábamos tod@s deseando contar nuestra experiencia con el cazo y sobre todo expresar nuestros sentimientos, sin darnos cuenta de que esos sentimientos podían ser los mismos de Lorenzo.

Todo esto, teníamos que reflexionarlo detenidamente.

Lo primero fue mirar todos los cazos, clasificarlos por tamaño, color, material con el que están hechos, ruidosos...

Esto nos hizo pensar que algunos cazos son más difícil de llevar que otros, y no sabíamos como sería el de Lorenzo, aunque también empezamos a pensar que  Lorenzo estaba haciendo igual que Frida Kahlo, e intentaba engañarnos.

La seño nos ayudó a ver que estábamos en lo cierto, que el cazo era un cazo si lo mirábamos con los ojos, pero que quizás con el corazón podríamos ver otra cosa.

Y así.......encontramos el supuesto cazo de la seño, que lo teníamos delante pero no lo veíamos.

Es esta silla rara, que ya no nos parece rara porque la conocemos, pero antes si.

Ya sabemos que la seño, a veces anda pachucha, pero ella trata de esconder bien su cazo jeje, por eso se nos olvida que tiene algunas dificultades, pero nosotr@s siempre le ayudamos.

Entonces...... por fin vimos que el cazo de Lorenzo no era un cazo para calentar la leche, sino que eran sus problemas y dificultades, que algun@s tienen unas dificultades muy pequeñas y otr@s algunas dificultades muy grandes.

       

Y poco a poco hemos entrando en el corazón de Lorenzo y de muchos otros niños y niñas con alguna dificultad 

Pero afortunadamente, existen personas extraordinarias que pueden ayudar a hacer esas dificultades cada vez más pequeñas y a vivir con el cazo con las menores molestias.

    

                                        

Además es importante saber mirar con el corazón, si solo miramos con los ojos, lo único que veremos será un cazo, pero con el corazón, ese cazo puede ser........

Un Avión

Una Mariposa

Una Mariquita

Una Tortuga, un Muñeco

Muñecas

Raquetas de tenis

Hoy la vida en el recreo con el cazo ha sido diferente, ya nuestro cazo era mas discreto y además habíamos aprendido a utilizarlo de una manera divertida, pero sobre todo, 

lo hemos mirado con el corazón

                                   

Quiero dar las gracias a las Familias por su espectacular colaboración en esta actividad. Sin ella nada de esto hubiera sido posible. 

Hoy nuestro árbol luce orgulloso en su copa dos preciosas historias