Todo transcurría con normalidad, hasta que llegó el momento de la magia, como de costumbre hemos metido a Marián en nuestra burbuja mágica y hemos dicho las palabras pero....... ¡que sorpresa nos hemos llevado¡¡¡¡¡¡
Ha salido una niña, que venía corriendo porque la perseguían tres osos, se llama Ricitos de Oro
Le hemos pregunatdo qué hacía en nuestra clase y nos ha contado una historia sorprendente.
Ricitos de Oro estaba paseando por el bosque cuando vió una casa muy bonita y se acercó a ella, como vió que la puerta estaba abierta entró, olía muy bien a comida, entonces fue hasta la cocina donde encontró tres platos llenos de sopa, uno grande, uno mediano y uno pequeño y decidió comer un poco.
Probó del plato grande y......¡¡¡Ayyyy que me quemo, la sopa estaba demasido caliente
Probó del mediano y estaba demasiado fria
La sopa del plato pequeño estaba tan rica que se la tomó entera.
Después de comer se encontraba cansada y pasó hasta el salón donde encontró tres sillas, una grande, una mediana y una pequeña, rápidamente fue a sentarse.
La silla grande era muy dura, la mediana muy blanda y la pequeña tan cómoda que se sentó a descansar pero.....no aguantó su peso y la sillita se rompió.
Decidió buscar el dormitorio donde podría echar una siestecita y allí encontro tres camas, ya sabéis, una grande, una mediana y otra pequeña.
Lo intentó en la cama grande pero era demasiado dura y la mediana muy blanda
La cama pequeña era tan cómoda que se quedó dormida.
Cuando los tres osos volvieron a casa , Papá oso (grande), Mamá osa (mediana) y Osito (pequeño) descubrieron que alguien había entrado en su casa, en la cocina se habían comido toda la sopa de Osito, en el salón habían roto la silla de Osito, que se puso muy triste por ello, en el dormitorio habián estado en la cama de Papá y Mamá pero.........¡Había alguien en la cama de Osito¡
Ricitos de Oro al escuchar los gritos se despertó se asustó tanto que salió corriendo y cuando se dió cuenta estaba en nuestra clase.
Entre todos hemos analizado la situación, al principio pensábamos que Ricitos se había portado mal porque había roto la silla de Osito, pero hemos descubierto que había hecho cosas peores:
Los niños y niñas NUNCA pueden salir solitos a pasear.
NUNCA se puede entrar en una casa sin saber quien vive y sin pedir permiso.
No se pueden tomar alimentos sin saber si están buenos.
No se pueden utilizar y romper las cosas de los demás.
Y por supuesto cusndo se hace algo que no está bien, hay que pedir perdón.
Entre todos hemos ayudado a Ricitos de Oro a portarse como una niña buena y ha decidido poner remedio a sus errores, así es que ha vuelto al bosque a la casa de los tres ositos pero esta vez ha llamado a la puerta y ha pedido permiso para entrar.
Los Ositos la han perdonado y a partir de ahora serán buenos amigos
Ya que estaba en la clase, se ha quedado con nosotros a trabajar, le hemos enseñado muchas cosas que ella no había aprendido en su cole. Para no olvidarnos de ella, hemos hecho una muñequita de Ricitos de Oro, con el pelo amarillo, amarillo como el oro.
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